
15 Jun ✅ DE LIGUE A PAREJA [ACERTAR EN EL PASO]
Llega un momento en que uno se pregunta, después de varias citas, si la chica con la que está es algo más que un ligue. Si es algo más que una persona con la que pasar momentos agradables. Por supuesto, vosotras también os hacéis la misma pregunta. Es una pregunta que todo el mundo se hace independientemente del sexo y las preferencias sexuales. Sea como sea, se trata de una pregunta importante. Y como toda cuestión importante, conviene ser cauto a la hora de tomar una decisión.
En el vídeo de hoy te explico cuándo no debes plantearte, bajo ningún concepto, esta cuestión. En qué aspectos te conviene focalizarte para que aumenten tus posibilidades de acertar en tu elección. Y en la parte final te revelaré la gran pregunta que debes hacerte acerca de la persona con la que te planteas o pretendes tener una relación estable. ¡Vamos a ello!
¿Te ha ocurrido tener dudas sobre si la persona que tenías al lado te convenía realmente, pero al practicar sexo con ella esas dudas desaparecían o se difuminaban? Tanto si te ha ocurrido como si no, te conviene tener muy, pero que muy presente, lo que ahora te voy a decir. Si quieres responder seremente a si la persona que tienes al lado es algo más que un ligue o merece pasar a ser tu pareja, no te lo plantees mientras estáis enredados entre sábanas.Ni cuando hace relativamente poco tiempo de la última vez que practicaste sexo con él o ella. Porque en ambos casos, sobretodo en el primero, tu sangre estará inundada de la hormona oxitocina.
Entre los efectos de esta hormona conocida como “Hormona del amor”, se encuentra el vínculo afectivo. El apego. Es como una droga. En serio. Está vinculada a los sistemas de recompensa del cerebro. Es por eso que nos hace sentir genial. Pero como cualquier droga te nubla el juicio. Por si fuera poco, la oxitocina, puede hacer que deje de funcionar en tu cerebro la respuesta al miedo. Tiene la capacidad de disminuir la actividad de la “amígdala”. Que es una estructura que se encuentra en el sistema límbico. Popularmente conocido como “Cerebro emocional”.
Cuando te encuentras en los primeros estadios de atracción por alguien experimentas un baño hormonal que te induce al estado de enamoramiento. ¿Sabes a qué me refiero, verdad? Ni más ni menos que a ese estado en el que uno se pasa todo el santo día pensando en la persona amada. Ese maravilloso estado en el que uno no necesita prácticamente dormir ni comer. Y transpira euforia y éxtasis por todos los poros de la piel. Viviendo el presente con una intensidad y una positividad fuera de lo común. Tanto, que el futuro deja de angustiar y el pasado no hace sentir culpable. ¡Qué hermosa nos parece la vida en esos momentos! ¡Ay sí!
¡Y cuántas señales de advertencia pasamos por alto! Cuando estamos “enamorados”, bañados en hormonas del apego, uno puede creer que está pensando lógicamente cuando, en realidad, no lo está haciendo.
Si te sorprendes a ti misma o a ti mismo justificando o excusando alguna parte no tan “genial” del comportamiento de tu amado o amada. Como su afición a apostar o su peculiar gusto a la hora de vestir. Tenlo muuuy en cuenta. Porque es una señal clara que eso, tarde o temprano, va a ser un problema para ti. Porque como ya te habrás dado cuenta, y si no, lo habrás escuchado decir a gente que hay a tu alrededor, y si no, lo puedes leer en libros de filosofía, psicología, etc, las personas no suelen cambiar. Ohhh! ¡Así es la vida! En la mayoría de casos la manera de pensar y actuar de las personas, no suele cambiar.
Ahora que ya sabes qué ocurre cuando la oxitocina campa a sus anchas, toma tus precauciones. Ya conoces el cuerpo de tu amada o amado. Ahora de lo que se trata es de conocer en profundidad, y cuanto antes, su mente. Necesitas saber de manera plenamente consciente, si su manera de pensar, de sentir, de comportarse te inspira confianza.
¿Qué es lo que puedes hacer para tener garantías de que la decisión que tomas de iniciar una relación con lo que hasta el momento era un “ligue” es la correcta? Respira profundamente, que siempre viene bien para conectar con uno mismo. Después te propongo que observes estas cinco cosas:
Observa cómo tu amado o amada trata a sus amigos y familiares, incluso a su mascota en caso que la tenga. De esta manera podrás hacerte una idea bastante ajustada de cómo te tratará a ti.
¿Se comporta de manera amable?, ¿respetuosa?, ¿o por el contrario se comporta de manera agresiva? ¿Se muestra empática, alegre y generosa? ¿O egocéntrica y egoísta?
Fíjate, por ejemplo, si cuando ocurre algo negativo le echa la culpa a los demás o asume su parte de responsabilidad. ¿Es leal con sus amistades y familiares o a la que le dan la espalda actúa de manera contraria? ¿Se inventa excusas y miente en sus otras relaciones interpersonales? ¿Mantiene las promesas que hace? ¿Es una persona afable o conflictiva?
¡Por cierto! Cuando observes, hazlo lo más objetivamente que puedas. Intenta hacer el ejercicio mental de imaginar que es la primera vez que conoces a esa persona.
Segunda
¿Es una persona “neurótica”? Y con esto me refiero a dos posibles estilos cognitivos. El primero. Aquel en que la persona percibe negatividad en cualquier lado. Y esto hace que se aproxime a cualquier situación nueva con una expectativa de total desastre. Como pueda ser el tener que ir a una fiesta en la que no conoce a casi nadie. Y se imagina un escenario en el que se encuentra con una panda de snobs que la observan juzgándola negativamente. Y eso hace que se sienta cohibida y desplazada, etc…
El segundo, es aquel en el que la persona le da vueltas a la cabeza, rumiando y rumiando sin parar por cada pequeño suceso negativo. Como pueda ser el estarse acordando de lo poco amable que ha sido la dependienta de la panadería horas después de haber comprado un par de cruasanes para el desayuno.
Estos dos estilos cognitivos, llevan a maneras de actuar que son de todo menos positivas. Generan sufrimiento. A las propias personas y a las personas que están en contacto con ellas. Así que a no ser que sufras el mismo comportamiento neurótico y eso no te suponga problema alguno, en el resto de casos te va a tocar malvivir una relación de pareja si te juntas con alguien así.
Tercera
¿Concuerdan sus palabras con sus actos? ¿Es una persona que dice que confía en tí, por ejemplo, pero te interroga continuamente acerca de dónde has estado y con quien? ¿O te pide que le enseñes tu whatsapp?
Por otro lado, ¿hace lo que dice que va a hacer? ¿Se apunta a una academia para aprender el inglés que tanto dice que le hace falta? Y si se apunta, ¿va a clases? Y si va a clases ¿estudia, se esfuerza en ver películas en versión original, etc…? Ten esto claro: somos lo que hacemos. No, lo que decimos.
Por otra parte observa si existe coherencia entre aquello que dice y hace y entre cómo lo dice y hace. Si, por ejemplo, te dice que está muy motivado o motivada para que vuestra relación funcione pero el tono con que lo dice denota poco convencimiento o duda, pues vamos mal. O si te dice que no es nada materialista pero no puede pasar el día sin comprarse algo. Pues tampoco vamos bien. Tan importante, o más, que el qué es el cómo.
Cuarta
¿Sois capaces de mantener fácilmente conversaciones y de comunicaros bien? ¿Sus conversaciones te aportan cosas positivas? ¿Sabe escuchar? ¿Sientes que conectas a nivel emocional e intelectual gracias a las conversaciones que tenéis? ¿Conecta, por ejemplo, vuestro sentido del humor?
Piensa que esta es una parte fundamental en una relación de pareja. Una relación entre dos personas se construye a base de conversaciones. De la calidad de éstas depende la calidad de la relación.
Quinta
¿Comparte valores contigo?, ¿Valores que tú consideras fundamentales para querer establecer una relación de pareja? Como por ejemplo el valor del compromiso, la honestidad y la lealtad. ¿Quiere tener hijos?
Escoger con cuidado la pareja es algo que nos deberían enseñar en la escuela. Acertar en la elección es como tocarte el premio gordo de la lotería. ¡Y mejor! Porque el bienestar, la felicidad que proporciona una relación positiva de pareja, no te lo proporciona el dinero, el éxito laboral o la fama. Porque la necesidad de amor, la necesidad de ser amado y de amar, es mucho más profundo, está mucho más arraigado en nosotros, en nuestro ser, que la necesidad de reconocimiento social, por ejemplo.
Una relación de pareja saludable, positiva, nutritiva tiene la capacidad de causar el 90% de tu alegría en la vida. O tu tristeza. Así que cuanto antes puedas responder de manera clara a este tipo de preguntas menos sufrirás. Y más convencida o convencido estarás de la decisión que tomes.
Llegó el momento, ahora, de revelarte la gran pregunta. La pregunta más importante que tienes que hacerte acerca del hombre o la mujer con la que te estás planteando de si es un buen candidato o candidata para establecer una relación de pareja. Escucha atentamente: “¿Cómo me siento estando a su lado?” Así de sencillo. Y así de contundente. Esta pregunta es como la prueba del algodón. Que aunque no veas suciedad en una superficie a primera vista, al pasarle un algodón lo sabrás realmente. Pues esto es lo mismo. Es una pregunta que conecta con tus sentimientos. No con tus pensamientos. Va directamente a tu cerebro emocional. Y tus sentimientos, como el algodón, no engañan. Te dirán la verdad.
¿Estando a su lado te sientes “como en casa”?, ¿en territorio seguro, tranquilo, confortable? Estar a su lado, ¿te carga de energía positiva? ¿Sientes que “fluyes” estando a su lado?, ¿que eres tú mismo o tú misma?, ¿que te permite ser tu versión más auténtica? Si es así, ¡adelante con ello! ¡Buen viaje!
Hay muchas posibilidades que os podáis convertir en compañeros de viaje hacia una relación con posibilidades de futuro.
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