CÓMO PREVENIR LA INFIDELIDAD 🙏🏼

CÓMO PREVENIR LA INFIDELIDAD 🙏🏼

A veces, viendo estadísticas, llego a pensar que la infidelidad la causa un virus.  Sin ir más lejos, los españoles  y las españolas  hemos hecho de nuestro país la primera potencia europea y una de las principales del mundo en lo que a infidelidad se refiere.  No lo digo yo lo dice el portal Ashley Madison;  el Tinder para casados.

La infidelidad erosiona la confianza que pueda haber en la pareja.  Si es que no la destruye.  Y aunque es posible que una pareja pueda salir reforzada de semejante situación, lo más probable es que acabe con ella. 

Estoy convencido que la causa de la infidelidad,  en la inmensa mayoría de los casos, se encuentra en la misma relación.  Una persona no suele cometer un acto de infidelidad porque sí. Uno no se vuelve infiel de la noche a la mañana  De hecho suele deslizarse por la pendiente de la infidelidad, sin darse plenamente cuenta de ello en muchos casos.

La infidelidad sexual, en las sociedades democráticas de libre mercado, ya no es una cuestión principalmente masculina.  Desde que las mujeres se han incorporado masivamente al mercado laboral el porcentaje de infidelidad sexual atribuido a este género, se ha disparado.  Así que la infidelidad ya no está tan ligada a razones biológicas. A la necesidad de los hombres a esparcir sus genes con cuantas más mujeres mejor. Sino a razones de oportunidad. No en vano, un elevado porcentaje de infidelidades sexuales se producen con compañeros de trabajo. 

Fijémonos por un momento en el término “infiel”. Esta palabra tiene una profunda raíz cristiana. La persona fiel es la persona que cree. La persona infiel es la que no cree. ¿En qué no cree la mujer o el hombre infiel? Pues está claro que en su relación de pareja. No cree poder encontrar lo que necesita en ella. Y al consumar el acto sexual con una tercera persona, que supuestamente le aporta lo que necesita, asesta un duro golpe, puede que definitivo, al vínculo emocional que aún mantiene con su compañero o compañera.

Y aquí se plantea una interesante cuestión: ¿Seguro que no podía haber encontrado lo que necesitaba en su pareja?  ¿Cabe la posibilidad que no diera opción? ¿Que no planteara la conversación que era necesaria tener, por ejemplo? Esto, lamentablemente, suele ocurrir con mucha frecuencia. Que un miembro de la pareja sienta que necesita más diversión y no lo comente.  Que necesita más sexo o mejor sexo y no lo comente.  Que sienta un desequilibrio en el poder en la relación que tienen establecida y que afecta a su autoestima y no lo comente.

No compartir honestamente los pensamientos más íntimos con nuestra pareja es uno de los principales factores que predispone a las personas que se encuentran en una relación de pareja estable a cometer infidelidad. ¿Por qué? Porque las conversaciones construyen la confianza entre las personas que forman una pareja.

Es absolutamente necesario confiar los pensamientos y los sentimientos de nuestras inquietudes a nuestra pareja. De esta manera evitamos el distanciamiento emocional.

Si no hablamos cuando nos sentimos molestos o no hacemos acuse de recibo del malestar del otro, cuando nos damos cuenta de ello, se produce un “Incidente Emocional Negativo”. Y si estos se van acumulando, acaba instalándose la desconfianza mutua que hará que lo acabemos lamentando.  

El “Índice de Traición Potencial” es inversamente proporcional al “Índice de Confianza”. Es decir, cuanto mayor sea la confianza que existe entre los miembros de la pareja menos probable es que exista una infidelidad.

Veamos ahora el recorrido emocional que provoca que los índices de confianza de una pareja vayan cayendo. Este recorrido está formado por seis etapas.

Primera

Como acabo de decir, consiste en el establecimiento de una cierta tendencia a desentenderse del otro y a pasar por alto las emociones que puedan embargarle. Con esto, lo que se consigue es que se mantengan las inquietudes, las quejas en secreto.

A fin de evitar posibles conflictos un miembro de la pareja, o ambos, dejan de confiarse sus necesidades emocionales. De esta manera pasan de ser compañeros a ser adversarios. 

Esto no lleva necesariamente a la infidelidad sexual. Hay parejas que por lo que sea, por principios morales, religiosos o por miedo a la incertidumbre que genera salir de esa zona de “confort negativo”, siguen estando juntas. Aunque, en la mayoría de estos casos, lo que reina es la tristeza o la falta de alegría.

Pero en la mayoría de casos lleva, por lo menos a un miembro de la pareja, a no estar dispuesto a otorgar a la relación un lugar indiscutiblemente principal.

Lo que debemos tener en cuenta es que siempre hay un primer paso hacia el distanciamiento emocional. Como pueda ser una petición de conexión emocional que no es atendida o que no es atendida como necesitamos por nuestro compañero o compañera.

Por ejemplo, ella le expresa a él su preocupación por si tendrá éxito la presentación de su campaña publicitaria que mañana tiene ante un importante cliente. Él le responde que en lugar de preocuparse, confíe más en sí misma. A ella, con el estrés que lleva, eso le suena a que se la quita de encima y no le da apoyo emocional. Por otra parte él, desde hace un tiempo que la nota muy focalizada en su trabajo y eso le hace sentir que lo tiene desatendido. Como ella se molesta con él cuando la intenta reconfortar diciéndole que confíe más en ella, refuerza su sentimiento de estar desatendido. Y eso provoca que él se muestre distante con ella.

Se acaba de producir un incidente lamentable, un incidente emocional negativo. Teñido de frustración, tristeza y resentimiento. Se produce una pequeña herida emocional que si no se cierra a tiempo con la debida conversación se puede infectar.  

Segunda

Sentirse emocionalmente sobrepasado. Esto tiene lugar cuando a causa de un conflicto, una discusión uno de los miembros sufre una inundación hormonal que lo pone en el modo de respuesta instintiva de “lucha o huída”. Con lo que se acelera el corazón, sube la presión sanguínea, los niveles de cortisol, etc… Y esto lleva a que esa persona sea incapaz de procesar la información correctamente, establecer un diálogo, etc…

Tercera

Acumulación de incidentes lamentables no resueltos. Es decir, que se produzcan desencuentros, incomprensiones, etc… Y no se llegue al fondo de la cuestión. No se tenga la conversación necesaria para expresar honestamente al compañero o compañera, los pensamientos y sentimientos y la necesidad que uno tiene.

Cuarta

El tener en mente constantemente uno o varios incidentes lamentables. Esto es fácil que ocurra porque solemos recordar con más intensidad los sucesos no cerrados que aquellos que se cerraron adecuadamente a nivel emocional.

Quinta

Surgimiento de una negatividad absorvente. Es decir, llegar a un estado interior en el que el peso de la negatividad sea mayor que el de la positividad. Con lo que el filtro con el que se interpretan las acciones y comportamientos del compañero o compañera es negativo. Aunque en realidad sean neutros o incluso positivos.

Sexta

Aparición de la desconfianza. Con lo que lleva a una situación de deslealtad recíproca. Ninguno de los dos está convencido del amor que se profesan.

 

Hemos visto el recorrido emocional que provoca la caída en picado de la confianza en una pareja. Existe un último elemento que es un auténtico veneno y que abre las puertas a la infidelidad. Se trata de la “Comparación Negativa”. Es decir, cuando comparamos a nuestro compañero o compañera con otro hombre o mujer que conocemos y el resultado no le es favorable.

¿Cuál es el antídoto a este veneno? Cultivar la admiración por nuestro compañero o compañera. Valorar lo que de positivo tiene y nos aporta.

El compromiso que supone la lealtad entre los miembros de una pareja, se da de manera gradual. Como consecuencia de un proceso en que valoran de manera favorable, y con frecuencia cada vez más, la situación de su relación en comparación con las que ven a su alrededor.

Al inicio de una relación esta sensación suele ser bastante común. Los miembros de la pareja tienen la sensación de que “Esta relación es la más conveniente para mi”. Los miembros de la pareja tienden a minimizar los rasgos negativos y focalizarse en los positivos.

Las parejas que suelen realizar un gran número de comparaciones positivas tienden a no estar predispuestas a relaciones alternativas. Desarrollan una actitud de “Juntos ante el mundo”. 

La cantidad de pensamientos favorables se incrementan en la misma medida en que aumenta su conciencia de que sus necesidades emocionales dependen en gran medida del mantenimiento de la relación. Es decir, ambos miembros de la pareja piensan que la pérdida de afecto del otro sería una auténtica catástrofe.

En definitiva, la vacuna contra la infidelidad consiste en dosis de confianza administradas al compartir honestamente los pensamientos y sentimientos más íntimos con nuestra pareja. Y al cultivar el hábito de realizar comparaciones positivas de nuestra pareja respecto a terceras personas. Si nos sorprendemos descuidando una o ambas dosis, retomemos inmediatamente el control de nuestra manera de proceder para evitar deslizar por la pendiente del distanciamiento emocional que lleva a la infidelidad. 

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