
11 Nov CÓMO REGULAR LOS CELOS 🤦🏻♀️
Los celos son un sentimiento causante de malestar y que en más o menos grado la inmensa mayoría de seres humanos, incluidos tú y yo, hemos experimentado.
Quiero compartir contigo por qué surgen los celos, cuál es su función, por qué motivo se sienten celosos principalmente hombres y mujeres y cómo afecta a la relación de pareja. Al final del vídeo te cuento cómo gestionarlos para que no te amarguen la vida y acaben con tu relación. Esto te interesa. ¡Vamos a ello!
Hay celos y celos. Los hay que son adecuados. Como cuando consideras que tu pareja se está relacionando con una tercera persona de una manera vamos a decir, “demasiado amigable”. Y los hay que no o que directamente son patológicos. Como cuando sospechas sin tener motivos para ello. Caso al que Shakespeare dedicó su obra Otello.
Los celos son una emoción que puede conducir a la ira, especialmente en los hombres, y como ya expliqué en este vídeo de aquí, la ira es una reacción muy primitiva que necesita de mucha consciencia para evitar que secuestre nuestra mente. No son pocos los casos en los que, desafortunadamente, hay que lamentar desgracias personales por su causa. Sobretodo de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.
Aprovecho para decir que en España hasta 1963 el Código Penal contemplaba el “Privilegio de la venganza de la sangre”, que daba permiso al marido a matar a su mujer en caso de pillarla in fraganti cometiendo adulterio. ¡Como lo oyes! Y lo mismo ocurría en otros países occidentales como puedan ser los EE.UU. Los antecedentes de la pena por adulterio de la mujer casada pillada en plena faena en el hogar del matrimonio, se remontaba al Derecho gentilicio romano. A una ley promulgada por el emperador Augusto. Como puedes comprobar es algo con una larga y lamentable tradición que actualmente sigue existiendo en diversos países. Y, no, a las mujeres no se les ha concedido ese “privilegio”.
Por supuesto, y afortunadamente, la mayoría de casos de celos conducen a tácticas más benignas para conservar la pareja. La más positiva de las cuales, probablemente sea el satisfacer los deseos del compañero o compañera, en la medida de lo posible.
¿Cuando hacen aparición los celos? Cuando percibimos que la seguridad de nuestra relación está siendo amenazada. Ya sea esta percepción en base a hechos o en base a imaginaciones. Esta percepción puede poner en marcha una serie de tácticas que afecten al compañero, al rival o a uno mismo. Siendo el objetivo de todas ellas la continuidad de la relación de pareja. Un ejemplo de una táctica que afecta el compañero puede ser la vigilancia, estar en estado de alerta al acecho de lo que hace, una táctica respecto al rival puede ser la amenaza, y respecto a uno mismo, cuidar el aspecto físico, por ejemplo.
Los celos son un mecanismo psicológico que puede activarse sin causa objetiva. Pueden aparecer, por ejemplo, por temor a perder lo que se tiene. Porque uno valora que la relación o la persona que tiene al lado es la mejor que pueda tener. Es, sin lugar a dudas, la mejor que ha tenido nunca. Satisface las necesidades afectivas más profundas, posee muchas virtudes, etc. Uno valora todo eso, y en un momento determinado le pasa por la cabeza un pensamiento, una imagen en la que su amado o amada se echa en brazos de otro. Y es entonces que se inquieta. Pudiendo ser presa de esa inquietud, ese miedo de manera persistente si no es capaz de gestionarlo. ¿Qué puede ocurrir, entonces? Que desarrolle un comportamiento que acabe causando rechazo en el compañero o compañera, dando lugar a una profecía autocumplida.
Según estudios llevados a cabo, parece ser que hombres y mujeres no nos diferenciamos ni en la frecuencia ni la magnitud de los celos. Para ambos sexos, la experiencia de los celos es menos intensa cuando el compañero baila con otra persona animadamente que cuando flirtea. Y también suele ser menos intensa cuando flirtea inconscientemente que cuando lo hace conscientemente; aunque lo haga por diversión y no con el objetivo de ser infiel.
Esto no quita para que existan llamativas diferencias en cuanto al contenido y foco de los celos o en las situaciones que lo desencadenan. Y aquí hay que hablar de la función adaptativa de los celos. Porque como toda emoción que se ha incorporado a nuestro programa neural de respuesta automàtica, tiene su historia evolutiva.
Los celos en el hombre, su función adaptativa, no ha sido otra que evitar la infidelidad y asegurar la paternidad. Como señala David Buss en su libro La evolución del deseo, el hombre, en comparación con otros mamíferos, realiza una enorme inversión en su descendencia. En tiempo y recursos. A lo largo de la evolución, tener la certeza de que las crías que estaba cuidando eran efectivamente sus vástagos ha sido una cuestión muy importante para los individuos del género masculino, o la gran mayoría de ellos. Porque si no eran sus vástagos, sus genes no se transmitían y, además, podía estar criando a los de un posible rival. Sin esa certeza era muy poco probable que un individuo del género masculino estuviera dispuesto a hacer semejante inversión. Así pues, ser engañado por la compañera, suponía un grave problema adaptativo. Y los celos facilitaban la probabilidad de ser engañados.
Por otra parte, la función adaptativa de los celos en la mujer está relacionada con el hecho de asegurarse los recursos necesarios para poder criar en condiciones a sus hijos y poder sobrevivir ella durante la crianza. La inversión de tiempo y energía que supone el embarazo y la crianza ha dado lugar a la necesidad de un compañero comprometido y conseguidor o generador de recursos para la familia.
Estas distintas funciones adaptativas llevan, como he señalado antes, a que existan llamativas diferencias de género en cuanto a qué provoca la activación de los celos. Estudios llevados a cabo, han llegado a la conclusión que los celos femeninos tienen tendencia a desencadenarse ante signos de una posible desviación de la inversión de la pareja hacia otra mujer. Mientras que los celos masculinos suelen activarse con más probabilidad ante signos que alertan de una posible desviación de los favores sexuales de la pareja hacia otro hombre.
Esto que acabo de exponer es lo que la psicología evolutiva ha detectado que subyace en la experiencia emocional de los celos según el género. Evidentemente no encaja con todos los casos individuales. Y actualmente, por otra parte, cada vez son más las mujeres que economicamente pueden permitirse criar sin tener a un compañero conviviendo con ellas. Aún así, pueden sentir celos porque sus compañeros dediquen más tiempo al trabajo que a la pareja o la familia.
¿Cómo afectan los celos a la relación de pareja? Pues depende de cómo se gestionen y de cómo se expresen. Pueden llegar a destruir la autoconfianza y la autoestima de uno. A causar enfermedades, a cometer locuras, etc. Lo que está claro es que los celos afectan en mayor o menor grado uno de los pilares de una sana relación de pareja, como es la confianza. La persona que siente celos suele sentirse vulnerable y suele adoptar una actitud de alerta que facilita ponerse en modo “ataque-defensa” fácilmente. Esto acaba generando conflictos porque no predispone al diálogo sereno. Ya sea con uno mismo o con el otro.
Y suele llevar a actuaciones o comportamientos desafortunados. Puede que por ejemplo, él se niegue a ir a un evento social para evitar tentaciones por parte de su compañera o el que otros hombres se acerquen y hablen con ella. Que le recrimine con mayor o menor intensidad por el hecho de hablar con otro hombre. Que intimide o se muestre agresivo con el supuesto pretendiente, generando una situación desagradable, vergonzante, etc…. Puede que, en caso que sea ella la celosa, no quiera moverse del lado de él, que lo amenace con la ruptura si flirtea, que se esmere en aparecer atractiva a los ojos de él, etc.
Te propongo cuatro claves
La primera de ellas es que los aceptes. Si te sientes celoso, acéptalo. No es nada de lo que te debas avergonzar. Es un sentimiento muy humano. Aceptar que sientes lo que sientes, afianza tu autoestima. Aumenta tu poder personal. Y eso es importante cuando experimentamos celos. Porque nos sentimos vulnerables.
La segunda clave consiste en regularte emocionalmente. Es importante que abras un espacio entre el estímulo y la respuesta a ese estímulo. Que evites actuar en modo “piloto automàtico. Si vas a mi pàgina web puedes descargar el ebook 5 recursos para regular tus emociones de manera inmediata en situaciones de estrés. En la zona de comentarios tienes el link a mi página web.
Regularte emocionalmente es fundamental porque es lo que va a facilitar que no seas víctima de un secuestro emocional. Es lo que te va a facilitar no caer en una rumia negativa de pensamientos, imágenes, etc, que, en caso contrario, harán una montaña de un grano de arena. Con el consiguiente sufrimiento mental. Regularte emocionalmente te facilita un estado interno de serenidad, que es fuente de bienestar y claridad mental.
La tercera clave consiste en preguntarte qué está manifestando esta sensación desagradable. Qué está poniendo de relieve. Profundiza en el sentimiento de celos que estás experimentando. Interprétalo como una oportunidad para conectar contigo mismo. Como una pista de que existe un conflicto con tus ideas, necesidades profundas, etc. Intenta poner palabras a esa sensación. Para ello puedes coger bolígrafo y papel. Ponerlo negro sobre blanco ayuda a organizar y clarificar las sensaciones, para a partir de ahí buscar una estrategia que las afronte exitosamente.
La cuarta consiste en plantear a tu pareja de manera honesta y no acusatoria lo que estás sintiendo. Si tu pareja está comprometida contigo, esta conversación será una oportunidad para reforzar el vínculo emocional entre vosotros. Creareis un momento de intimidad entre ambos. Además de aliviar tu mente, darás la oportunidad de que tu pareja pueda hacer algo al respecto. Y beneficiarte tanto tú como ella o él del hecho de comportaros como un equipo.
Todos experimentamos celos. Ya en la infancia. Así que forma parte de nuestro repertorio innato de emociones. De lo que se trata es de disponer de un estado interno que nos facilite no hacer una montaña de un grano de arena. En nuestra mano está afrontarlos de manera que la salud de nuestra relación no se vea afectada.
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