SENSIBILIDAD MASCULINA y Conflicto de Pareja

SENSIBILIDAD MASCULINA y Conflicto de Pareja

Una discusión de pareja afecta de manera distinta a hombres y mujeres.

Saber cómo afecta y por qué afecta de distinta manera una discusión de pareja, proporciona un espacio de entendimiento entre hombres y mujeres.

Este conocimiento supone una valiosa herramienta para el bienestar de nuestra relación.

Descubre las razones evolutivas que han modelado de manera distinta el sistema nervioso de mujeres y hombres. Y por qué a los hombres les cuesta menos ponerse en modo respuesta «ataque-huída» y por qué les cuesta más recuperar el equilibrio hormonal tras una discusión cargada de negatividad.

¡Vamos a ello!

¿Has observado al discutir con tu pareja, que te cuesta recuperar tu estado de equilibrio una vez la discusión ha finalizado? ¿Que a tu corazón le cuesta volver a latir más lentamente, a tu respiración calmarse, a tu mente dejar de estar atrapada en pensamientos negativos? ¿Que mientras a ti te ocurre esto, tu pareja suele recuperarse más fácilmente?

Si es así, lo más probable es que seas de género masculino.

Por más que evolucione la tecnología, por más que estemos a punto de descubrir vida en otros planetas, no dejamos de ser los herederos de esos homínidos que no hace tanto tiempo, en términos evolutivos, vivían en cuevas o en medio de la sabana africana.

Así es como nos ven los antropólogos. Como los herederos de unos homínidos que vivían bajo modelos de género muy rígidos. Porque proporcionaba ventaja a la hora de sobrevivir en un contexto hostil.

En resumidas cuentas, las hembras se encargaban de la crianza y los machos de ir a cazar.

¿A qué viene todo esto? Ahora lo verás.

Tanto la liberación de la hormona oxitocina, que provoca el inicio del parto como la producción de leche materna, está directamente relacionada con el estado de relajación.

La selección natural premió aquellas hembras capaces de relajarse rápidamente tras una situación de estrés.

Si tenían que salir corriendo porque venía una tribu enemiga tenían que ser capaces de autorregularse emocionalmente rápidamente para volver a ocuparse de lo importante: su descendencia.

En cambio, en aquellos tiempos, era importante para los integrantes del género masculino que su estado de alerta y vigilancia se activara rápidamente y se mantuviera en el tiempo.

La selección natural premió aquellos machos propensos a la descarga de adrenalina y a no tranquilizarse rápidamente. Esto les permitía sobrevivir y, por lo tanto, procrear.

Y como dice el dicho popular: de esos polvos estos lodos. Hoy en día el sistema cardiovascular de los hombres sigue siendo más reactivo que el de las mujeres.

Si se escucha una explosión, el corazón del hombre suele latir más rápido y suele mantener este ritmo acelerado durante más tiempo que el de la mujer.

Y es por esta razón que los hombres tendemos más que sus compañeras a evitar las confrontaciones de pareja. Porque somos muy sensibles

Es por eso que, en muchos casos, intentamos escurrir el bulto con un comportamiento evasivo. Reaccionamos  de manera beligerante o despectiva ante las quejas o requerimientos que nos puedan hacer nuestras compañeras. O nos ponemos a la defensiva porque consideramos que somos víctimas inocentes de la ira de estas.

Es por esto que las mujeres suelen ser las que sacan los temas peliagudos o conflictivos. Es por eso que las mujeres son las que acostumbran a pronunciar la temida frase: “tenemos que hablar”.

¡Solo de pensarlo se me acelera el corazón!

Y lo que ocurre en el cuerpo repercute en la mente. Así pues, durante una discusión de pareja, los hombres tendemos más fácilmente a los pensamientos negativos. Que, a su vez, facilitan que mantengamos el estado de tensión.

¡Hombres de buena voluntad, la herencia evolutiva nos juega a la contra! ¡Aprendamos a respirar profundamente! ¡A liberarnos del secuestro emocional que solemos sufrir cuando discutimos con nuestras compañeras! ¡Mirad este video para empezar! ¡Os será de gran utilidad! ¡En serio, miradlo!

Vosotras en cambio, por regla general, sois capaces de generar pensamientos tranquilizadores que os permiten recuperar la calma con más facilidad y mostraros conciliadoras. ¡Ay qué envidia!

¡En fin, si veis que vuestro compañero empieza a estar abrumado en medio de una discusión, accionad el freno de mano y parad máquinas!

Él y vuestra relación lo agradecerán.

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